El amor anda herido,
lo pueblan desvelos, temores,
desconfianzas,
y el inevitable presagio
de un coma permanente.

El amor anda herido
de caricias, de ayeres,
de besos, de suspiros,
herido de intimidad
por entre los disfraces
de este desfile de vanidades.

Ay, el amor anda herido,
huérfano de ti, de mí,
vagabundea, abatido, buscándonos
por el estrecho callejón
de la última esperanza

© María Meilán

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