Dime, amor,
¿qué beso podría despabilarte
de esa frágil ensoñación
donde tu corazón se rindea un inexpugnable letargo
de costumbres, oscuridad y hastío?
¿Qué aurora regalarle
a tus grandes ojos fijos
para que amanezca en ti el amor
eclipsando todo vestigio
de ansiedad y miedo?
¿qué pétalos, de qué flor,
lanzar a esta ingravidez
capaces de perfumar de gozo
las sombrías lagunas
de tu memoria indolente?
Dime, amor, siéntete, y dime.
© María Meilán
No hay comentarios:
Publicar un comentario